Aquello que perdimos en la arena

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Cristina es solo una niña cuando llega a Chepén, junto a su familia, para prodigarse un futuro holgado. Sus raíces chinas se confrontan con la magia del norte, las costumbres de los amarres y de los baños de florecimiento, y también con una familia mejicana, patriarcal, con rigurosos rituales religiosos y familiares, que se muda al segundo piso de su casa. Esto la fascina. El mismo efecto le produce el desierto, que adopta como un espacio de aprendizaje que compartirá con sus amigos y con su primer amor: Santiago. Hasta ahí, todo se narra con asombro y un lenguaje, por momentos, poético. Pero cuánto puede soportar la inocencia de una niña si sabemos que estamos ante el Perú de la revolución de Velasco, cuando aparecen las semillas de los movimientos terroristas en un país que está a punto de cambiar radicalmente.

“Aquello que perdimos en la arena, escrito por Julia Wong, es una pieza de arquitectura". 

Aquello que perdimos en la arena, escrito por Julia Wong, es una pieza de arquitectura. La simetría es el componente fundamental para narrar la historia de Cristina. Aprende de la familia de arriba, y de la suya, la de abajo. El desierto del Perú le arrebata, por un ideal, a Santiago, su amor de juventud; sucederá lo mismo con su esposo alemán y el desierto del Sahara. Su padre piensa que Velasco es un traidor; su madre, en cambio, un reivindicador social. Para Cristina, el mundo es la confusión de paradigmas.

 Antes esto, ella recurre a las siete locas: mujeres brillantes y valientes que le muestran que puede decidir sobre su vida, más allá del mandato familiar o amical. Sin embargo, es Kerouac quien se va materializando a medida avanzan las páginas, cuando Cristina, herida por los cambios, por todo lo que ha perdido en la arena, inicia un nuevo viaje. La niña de las primeras páginas, tímida, llena de asombro y preguntas ha desaparecido y se ha convertido en una mujer enigmática, sin ataduras, que construye su propio camino. El beatnick lo hubiera querido así.

Julia Wong ha escrito una novela de ingenuidad y perversión, alimentada por referentes literarios, musicales y urbanos, que inquieta hasta la última página.

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